Ciudad: Puerto del Rosario

La Ermita de Tefía, que data de principios del siglo XVI

Las obras contemplan rehabilitar la madera administrando un tratamiento bactericida curativo y preventivo, reponiendo o reforzando únicamente aquellos elementos más deteriorados. En el exterior, el proyecto se centra en la reposición del tejado de teja árabe original, que podría proceder de la cantera de Los Molinos, cuyo deterioro había propiciado la filtración de humedades afectando a la madera en el interior, a pesar de haber sido reformado recientemente en la década de los años 90.

Otro aspecto importante es la actuación en la barbacana (el muro almenado exterior que rodea la ermita), de la que ya han sido eliminados los bancos adosados a la base de la misma, un elemento no original cuya presencia impedía el aireamiento de los muros, produciendo la aparición de humedades.

La barbacana aparece ocasionalmente en la arquitectura religiosa majorera (está presente en seis templos de la Isla). El de las ermitas de Fuerteventura es un conjunto de edificaciones que normalmente se situaban en la lejanía de los núcleos poblacionales, siendo estos muros probablemente levantados para evitar el acercamiento del ganado hasta los muros que se utilizaban también ocasionalmente como refugio para la población, pues las iglesias solían ser los edificios más sólidos del pueblo.

El pavimento interior de la ermita es otro de los aspectos singulares del proyecto. Se trata de un solado compuesto por losas de cantería de arenisca majorera, labradas manualmente en medidas variables, en las que actualmente se pueden observar severas irregularidades en su superficie, debido a la fragilidad del material, y que se han agravado por el uso y la humedad capilar.

Desmontar y restaurar el pavimento sería un proceso complicado que no aseguraría la conservación del material, y su sustitución nos sería apropiada por no respetar los principios de los procesos de restauración. La solución adoptada es mantener las losas originales, instalando una alfombra de sisal o fibra vegetal sobre una moqueta de madera en el pasillo principal y en las zonas de paso más deterioradas, pues es mejor mostrar el paso del tiempo que tratar de engañar a la historia, explica Rodríguez Molina.

Por último, en el suelo exterior de la ermita, se ha procedido ya al marcaje de las planchas de hormigón que fueron instaladas en la década de los años 80 del siglo pasado, dividiendo toda la superficie en cuadrículas irregulares mediante un adoquinado de piedra, una solución que permitirá romper la continuidad del pavimento liso y dotar al entorno de un aspecto más adecuado a la arquitectura tradicional.

Cliente: Cabildo de Fuerteventura